Hermeticidad, conceptos y errores básicos

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hermeticidad concepto

La hermeticidad es la piel exterior de un edificio y debe controlar la estanqueidad, evitando así, el paso incontrolado del aire y al viento, tanto en el caso del passivhaus, como en el resto de construcciones. Esta necesidad es fácilmente entendible y justificable; a pesar de ello, es habitual escuchar que las juntas mal selladas en una construcción “ayudan a mejorar” la ventilación de un edificio.

Hermeticidad, errores más comunes

Esta afirmación es totalmente errónea por varias razones: en primer lugar, el caudal de ventilación puede no ser suficiente. El volumen de aire que atraviesa las rendijas depende de la presión del viento en la envolvente y la diferencia de temperaturas interior y exterior. El viento no es constante, así que la intensidad del viento será aleatoria y no dependerá en absoluto de la ocupación del edificio. Por otra parte, cuando se incrementa la diferencia de temperatura con el exterior, aumenta el caudal de aire y, por lo tanto, las pérdidas térmicas cuando baja la temperatura exterior.

Otro inconveniente de un mal sellado de juntas es la posible penetración de agua exterior en el caso de un fuerte chubasco acompañado de viento. Además, una fuga de aire húmedo procedente del interior del edificio que atraviese la capa aislante, puede provocar condensaciones que malogren el material y produzcan moho y otras patologías.

Condensación de agua por una mala ventilación

Por todo lo anterior, no parece una buena idea confiar la ventilación del edificio a la permeabilidad de la envolvente. Más en el caso de un edificio Passivhaus donde la renovación del aire está controlada por un equipo de ventilación.

Hermeticidad o aislamiento térmico 

Abrimos un segundo capítulo con la intención de aclarar aspectos clave sobre este concepto, tan apasionante como desconocido, que conocemos por hermeticidad. Dicho concepto, no debe confundirse nunca con el de aislamiento térmico. Ambas propiedades son importantes para la envolvente del edificio, pero por lo general tienen que ser alcanzadas de forma independiente una de la otra.

Para entenderlo de manera muy visual, con una camiseta térmica conseguiremos mantener el calor del cuerpo, pero en el momento que la temperatura exterior descienda mucho pasaremos frío. (Capa hermética al aire). Colocando un jersey de lana conseguiremos aislarnos del frío exterior, (capa aislante) pero, en el momento en que haya viento, esta característica de aislamiento se perderá de forma notable. Deberemos en este caso, cubrir el jersey con otra prenda frente al viento, (capa hermética al viento), consiguiendo de este modo el efecto deseado de aislamiento térmico. Un edificio que no tenga bien definidos y ejecutadas las 3 capas en TODA su envolvente, no podrá ser un edificio de consumo casi nulo.

Hermeticidad y aislamiento un concepto ligado a la construcción eficiente

Entendido este concepto de hermeticidad nos queda claro que un buen aislamiento, generalmente, no suele ser hermético. Por ejemplo, puede soplar aire sin problema a través de una manta de fibra de madera, de celulosa o de un aislamiento de lana mineral. Todos ellos son buenos materiales para aislar, pero no pueden considerarse herméticos por sí solos. Del mismo modo, un elemento hermético no funciona necesariamente como aislante térmico, ya que una lámina metálica es totalmente hermética, pero prácticamente no tiene ningún efecto aislante.

Por último, recordar no confundir la permeabilidad al aire con la difusión al vapor; una lámina de papel aceitado es hermética, pero permeable. Sin embargo, una lámina de polietileno (PE) resulta un elemento hermético aunque no permeable a la difusión de vapor. Enlucidos interiores (yeso, estuco o cemento reforzado con fibras), son generalmente bastante herméticos y permeables.

Hermeticidad y ahorro de energía

La unión de hermeticidad y aislamiento térmico toma aún más importancia cuando se intenta recuperar el calor a través de un sistema de ventilación controlada. Varios estudios han certificado que edificios bien aislados con sistemas de ventilación de recuperación de calor pero una construcción hermética deficiente, gastan más energía de la que es capaz de ahorrar el sistema. La existencia de rendijas en la envolvente provoca una descompensación en el sistema de ventilación con corrientes de aire que pueden afectar a la confortabilidad en el interior y a la eficiencia energética del edificio.

El ahorro energético es cuantificable por el cálculo que se hace con datos de aislamiento térmico. Pero, ¿qué sentido tiene este ahorro cuando escapa una parte de esta energía de forma incontrolada por las rendijas y juntas de la construcción?

Sistema de ventilación y la hermeticidad, dos conceptos unidos para la eficiencia energética
Fuente: http://www.coaaragon.es

En el estudio realizado sobre un bloque de viviendas de protección oficial en Vitoria-Gasteiz se comprobó las posibilidades de ahorro energético mejorando la estanqueidad del edificio desde un valor n50 (Pa) de 3,5 a 0,6 renovaciones/h, obteniendo un ahorro gracias a la hermeticidad del orden de hasta un 5% del total de la demanda de calefacción. En el caso de simular el mismo edificio en un clima más cálido como por ejemplo el de Sevilla el ahorro conseguido por la estanqueidad y ventilación controlada, sería aproximadamente de un 2,5% sólo por éste concepto.

Principios de la construcción hermética

El principio más importante para el diseño de la hermeticidad del aire es la llamada “Regla del Lápiz”. La piel del edificio debe ser dibujada sin interrupciones en cada sección (horizontal y vertical) con un lápiz. De este modo se encuentran todos y cada uno de los puntos conflictivos. Esto ayuda a tener el proyecto controlado puesto que en cada punto hay que aclarar en detalle cómo se construye la continuidad hermética de la piel del edificio. Es sobretodo un trabajo de buen diseño. Solo lo que es cuidadosamente diseñado, puede ser bien ejecutado en la obra para garantizar la hermeticidad.

Se diseña sólo una capa de estanqueidad y no dos capas paralelas, como a menudo se suele pensar si no se tiene una experiencia mínima. Esto es así porque, aunque en un punto esté hecha la hermeticidad por fuera, y en el siguiente por dentro, por poner un ejemplo, ello no garantiza la hermeticidad del conjunto. Pensemos que esto es equivalente a dos cubos de agua, uno dentro de otro, cada uno de ellos con un agujero, no necesariamente coincidente: el resultado de su capacidad de contener agua sin que sea derramada es evidente.

Materiales para construcción hermética

Además de todo esto, el concepto de hermeticidad debe tener carácter permanente, es decir, que tenga durabilidad durante la vida útil del edificio. Por tanto, no valen soluciones donde el material para hermeticidad se pueda degradar al cabo de dos, tres, o cinco años.

Construir casas herméticas no depende del tipo de construcción. De hecho, cada día contamos con más proyectos realizados con estructuras de hormigón, prefabricados, madera o acero con los que podemos certificar que con un diseño cuidado y una selección de materiales adecuados se puede conseguir excelentes valores de hermeticidad en test de presión de n50 (Pa) entre 0,2 y 0,6 renovaciones/h. ¿El truco? Cuidar todas y cada una de las penetraciones derivadas del proceso constructivo, además de vigilar que puertas y ventanas cumplan los estándares tanto en su proceso de fabricación como de instalación.

Fuente: Fenercom, Guía del estándar Passivhaus. 

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